La orientación cuenta con una serie de modelos de intervención que suponen distintos modelos de organización y que facilita las posibles estrategias de acción. Es decir, el modelo, es como el proyecto a utilizar para conseguir unos resultados, por ello es posible poder coger varios modelos para alcanzar nuestro objetivo, que es el asesoramiento y colaboración con el profesorado, entre otras cosas, ya que ellos serán los encargados de trabajar con los alumnos.
Por una parte, se trabaja desde el modelo de consulling, se trabajará de una manera directa con cualquier miembro del centro, normalmente mediante la entrevista, siempre con una organización, es decir, es muy importante estar organizado, ya que si no, no es posible realizar nada, ya que toda intervención se quedaría a medias.
Por otro lado, se empleará el modelo de intervención grupal, con este programa, se puede conseguir la prevención, conociendo las necesidades de los alumnos, adelantándose al problema, el profesor será el encargado de poder actuar y observar que puede acontecer, y el orientador será el que indique como actuar, por tanto es muy relevante, la comunicación establecida por el docente con el orientador.
El despacho debe estar bien preparado, para llevar a cabo una buena organización, sin convertirse en un despacho clínico, ya que la función del orientador es asesorar, ayudar y trabajar conjuntamente con el profesorado para la prevención de problemas que puedan surgir en el centro, ya sean de carácter académico, emocional o disruptivo. Llevando unas pautas, el orientador se encargará de colaborar con el docente en la elaboración de una adaptación curricular, o la preparación de las tutorías, y haciéndole ver lo importante de nuestro trabajo, deben saber que no somos meras figuras que tienen un despacho psicopedagógico para enviar a niños disruptivos del aula para que no les moleste, si no todo lo contrario, evitar todo esto con la detección y la prevención pero para ello, debe ser considerado el orientador, papel que él mismo deberá trabajar para conseguir esa relación con el profesorado.
La línea a seguir del orientador, debe ser organizativa y comunicativa y haciendo ver a todo el centro los resultados que se obtiene con esto, para ello optaremos por la estrategia de la organización, en reunir al profesorado, y hacerles participe de la labor que deben realizar no de una manera como para que tengan más trabajo, si no haciéndoles ver que gracias a su intervención podemos prevenir muchos casos de alumnos en riesgo. En definitiva, darse a conocer y cambiar el concepto de ser un mero despacho clínico, para ello es necesario que el orientador con mucha paciencia realice esta labor con todo tipo de estrategias. No se debe olvidar que si el docente no actúa, aunque no sea nuestra labor, se deberá actuar con el alumno, ya que si no, el único perjudicado en todo esto es el propio alumno.
Por una parte, se trabaja desde el modelo de consulling, se trabajará de una manera directa con cualquier miembro del centro, normalmente mediante la entrevista, siempre con una organización, es decir, es muy importante estar organizado, ya que si no, no es posible realizar nada, ya que toda intervención se quedaría a medias.
Por otro lado, se empleará el modelo de intervención grupal, con este programa, se puede conseguir la prevención, conociendo las necesidades de los alumnos, adelantándose al problema, el profesor será el encargado de poder actuar y observar que puede acontecer, y el orientador será el que indique como actuar, por tanto es muy relevante, la comunicación establecida por el docente con el orientador.
El despacho debe estar bien preparado, para llevar a cabo una buena organización, sin convertirse en un despacho clínico, ya que la función del orientador es asesorar, ayudar y trabajar conjuntamente con el profesorado para la prevención de problemas que puedan surgir en el centro, ya sean de carácter académico, emocional o disruptivo. Llevando unas pautas, el orientador se encargará de colaborar con el docente en la elaboración de una adaptación curricular, o la preparación de las tutorías, y haciéndole ver lo importante de nuestro trabajo, deben saber que no somos meras figuras que tienen un despacho psicopedagógico para enviar a niños disruptivos del aula para que no les moleste, si no todo lo contrario, evitar todo esto con la detección y la prevención pero para ello, debe ser considerado el orientador, papel que él mismo deberá trabajar para conseguir esa relación con el profesorado.
La línea a seguir del orientador, debe ser organizativa y comunicativa y haciendo ver a todo el centro los resultados que se obtiene con esto, para ello optaremos por la estrategia de la organización, en reunir al profesorado, y hacerles participe de la labor que deben realizar no de una manera como para que tengan más trabajo, si no haciéndoles ver que gracias a su intervención podemos prevenir muchos casos de alumnos en riesgo. En definitiva, darse a conocer y cambiar el concepto de ser un mero despacho clínico, para ello es necesario que el orientador con mucha paciencia realice esta labor con todo tipo de estrategias. No se debe olvidar que si el docente no actúa, aunque no sea nuestra labor, se deberá actuar con el alumno, ya que si no, el único perjudicado en todo esto es el propio alumno.
